Galicia ha sido un territorio históricamente empobrecido y mal comunicado dentro de la Península Ibérica. Durante la crisis de 2008, muchas personas del sur de Europa vieron reducidas sus oportunidades vitales y laborales ante la mala gestión política, que rescató bancos y grandes empresas y dejó tirada a la sociedad, llevando la tasa de desempleo y de pobreza a unos niveles insostenibles.
Muchos decidieron emigrar y, en Galicia, esta tendencia fue mayor, al ser un territorio tradicionalmente emigrante.
Durante varios años, viví fuera de Galicia. Siempre quise viajar y experimentar, pero todo resulta más amargo cuando se hace de manera más bien forzada. Muchos gallegos y gallegas pasan largos períodos fuera con la intención de voler. El largo plazo se contempla en Galicia, y muchos volvemos con ideas emprendedoras que sabemos que pueden suponer riqueza y progreso para nuestra tierra. Pero en la mayoría de casos la vuelta termina siendo frustrante, al no haber ningún tipo de facilidades desde la Administración.
Así, muchos deciden venir solo de visita.
Terminamos conformando nuestra vida aquí a base de cortos períodos vacacionales, y eso hace que nuestro recuerdo más importante sea nuestra infancia y adolescencia. Seguimos sintiéndonos niños al volver a nuestras casas, calles, amigos y familia de siempre.
Muchas de las obras de este proyecto son fotomontajes, en las que se combina una fotografía de la infancia con otra actual. Contrasta el tono despreocupado y feliz que corresponde a la infancia con una visión más oscura y melancólica del momento presente. La combinación de ambas sugiere una lucha interna entre dos puntos de vista: los dos parten del mismo ser humano pero no de la misma persona. Crecer supone ser más consciente de lo que nos rodea, y aunque no sea tan idílico como en nuestra infancia, ver las debilidades de aquello que queremos aumenta el deseo de protegerlo. Galicia, primero como madre y después como abuela a la que cuidar y visitar.
Las fotografías actuales fueron tomadas en Galicia, Barcelona y Brasil. En un período de viajes y cambios de residencia y sensaciones y sentimientos encontrados. La aventura es muy gratificante cuando se tiene a donde volver. Tenemos a donde volver, al calor del hogar y a lo familiar, pero casi siempre como una parada técnica. Para repostar aire.