Soy Paloma Bercovich. Nací en Barcelona en el año 96, en una familia de origen argentino y raíces judías. Desde pequeña he crecido con la idea de que las personas van vestidas, porque es lo apropiado, o simplemente, lo normal. Mis padres me vistieron por primera vez. Luego yo empecé a vestirme sola. Y así, con los años, me llegaron el pudor y la vergüenza. Ya no me vestía. Me tapaba.
De todo esto no era yo muy consciente hasta que fui hace dos años a la isla griega de Samothraki. Allí los cuerpos desnudos descansaban plácidamente sobre las rocas. La naturaleza y el ser humano coexistían de tal manera que parecían uno. No habían barreras, ni capas, ni accesorios; sólo una pequeña gran sensación de libertad.
Ver y vivir aquello, me hizo cuestionar por primera vez todo lo que se me había enseñado acerca de la vestimenta. Pues desde entonces, mi cabeza no ha dejado de dar vueltas sobre la misma pregunta: ¿Por qué nos escondemos de nuestro propio cuerpo?