Hubo una época en que tiempo y espacio estaban tan entrelazados que ninguno de ellos existía y, sin embargo, de pronto, apareció una burbuja; simultáneamente se produjo una enorme explosión y cada una de las partículas de materia se dispersó en una dirección mientras todo se diluía en el vacío. A medida que el Universo se expandía, la temperatura descendió lo suficiente para que los primeros elementos se formaran, cosa que hicieron de inmediato dando origen a una cadena de metamorfosis que no se ha detenido desde entonces. Se puede afirmar, por tanto, que toda la materia ha existido siempre, si bien en distintos estados y grados de organización, y que siempre supone la misma cantidad a escala cósmica; nada se puede añadir y nada se puede sustraer. Las cantidades de materia, espacio y tiempo de que dispone el Universo para poner a prueba todas las posibles combinaciones a base de transformar las transformaciones son tan inmensas que han dado como resultado el ingente volumen actual de estructuras, desde los aminoácidos hasta los cúmulos de galaxias. Así pues, la historia de una determinada partícula de materia es la historia de dichas estructuras espontáneas y sus metamorfosis.
“Machine”. Peter Adolphsen.