Skin nos lleva a espacios de intimidad inmersos en un entorno hostil. Retrata un viaje que cruza territorios geográficos, políticos y religiosos donde la libertad de expresarse libremente se ve atrapada en un refugio construido a la fuerza. Un espacio que nos protege de la hiriente y violenta metralla ideológica. ¿Cuál es nuestro lugar en el mundo cuando éste no nos acepta?
Como hombre gay viajando por el globo, he visto, en muchas ocasiones, como el derecho a mis libertades básicas ha sido relegado a un plano privado, en muchas ocasiones secreto. Las imágenes en este trabajo son lo que para mi es este viaje que va de lo hostil hacia lo íntimo y viceversa, y de cómo esos derechos siguen siendo recubiertos por capas de violencia y miedo. A maÌs hostilidad, mayor necesidad de intimidad. Una relación que parece ser directamente proporcional.
Las fotografías han sido tomadas en Kirguistán, Siria, Líbano y España entre 2018 y 2020. Si bien algunas tienen su lugar en el mapa, otras podrían suceder en uno u otro lugar. La piel se eriza igual aquí y en todas partes. Las marcas y arañazos son testimonio de pasiones que despiertan en lo privado. Las cicatrices aún pican y la memoria duele. Vastos terrenos han sido convertidos en campos de batalla, ante los ojos de aquellos que los han visto convertidos en tierra de nadie.